Vocación. Así se puede resumir la vida de los más de 250 voluntarios que América Solidaria (AS) ha convocado a lo largo de sus 14 años de existencia.
Dejando atrás puestos de trabajos estables, bien remunerados, con expectativas de seguir creciendo en una cómoda oficina, toman sus maletas para irse a diversos países de América Latina entre ellos Colombia, Bolivia, Haití, Perú etc. para ayudar a cambio de nada…nada monetario, pero sí con la satisfacción de hacer algo por el continente en términos de superación de la pobreza.
Así lo hizo Waleska Ureta, psicóloga de la Universidad de Chile que a los 26 años decidió irse a la aventura por un año a El Chaco, Argentina. Pese a que su vida siempre estuvo ligada a acciones sociales y que para ella era una “decisión natural pero más extrema de lo que alguna vez haya hecho”, su entorno no lo vio con los mismo buenos ojos.
“Fue muy difícil para mi familia (…) Postulé sin decirle a nadie y el día que me llamaron para decirme que estaba seleccionada conté en mi casa, mis papás se enojaron y entristecieron, pues, sentían que estaba tirando por la ventana un futuro exitoso en el área de la psicología organizacional que era donde estaba trabajando en ese momento. Mi hermano era el único feliz, luego le conté a mis amigos y todos estaban felices, creían que era una experiencia muy coherente con mi historia, mis intereses y sentidos de vida”, recuerda Waleska.
Pero con el tiempo el panorama mejoró, ya que sus padres entendieron que lo social era lo de Waleska. La apoyaron y se sintieron orgullosos de que su hija siguiera ese camino.
Con la convicción de la necesidad de justicia social llegó a El Chaco, pero la realidad golpeó y duro. Dentro de las necesidades prioritarias estaban la de generar espacios de ocio y tiempo libre para los jóvenes, potenciando la vida sana y la motivación frente a la vida, esto ante la falta de expectativas de futuro, en especial, de los jóvenes aborígenes dada las condiciones de vulnerabilidad y aislamiento geográfico y social. También el trabajo se centró en la educación en relación al consumo de alcohol y drogas.
Pese a que la gente del lugar no entendía por qué estos jóvenes llegaban a ayudar sin siquiera recibir un salario, y que en un comienzo fue difícil establecer una relación, con el tiempo se abrieron valorando el trabajo de los voluntarios. Por eso para Waleska esta fue “una de las mejores experiencias de mi vida y no lo digo porque haya sido color de rosas, sino porque fue muy potente en aprendizaje, en dificultades, en alegrías, en crecimiento, en intercambio cultural y en conocer una realidad tan distinta que te muestras tus propias pobrezas. Es una experiencia que te queda grabada a fuego y que, sin lugar a dudas, determina tu camino no sólo profesional sino que también personal”.
A unirse a la causa
Si bien la acogida para hacerse voluntarios ha sido permanente, son los socios lo que parecen más esquivos. Por eso este verano América Solidaria se fue con todo al lanzar la campaña “No todo es Bla Bla comienza a actuar”, la que aseguran “terminó de forma exitosa, logrando captar cerca de 2 mil socios, lo que era nuestra meta”.
Desde el 5 al 30 de enero rostros en la calle y notas periodísticas acompañaron esta causa, la que permitirá apoyar a 80 proyectos en zonas de extrema vulnerabilidad, ayudando a erradicar la pobreza en América Latina y El Caribe.
Para lograrlo AS requiere de distintos profesionales de diversas áreas especialmente salud y educación entre los que se cuentan sociólogos, ingenieros, médicos o periodistas, los que son asignados dependiendo de las necesidades de los siete países involucrados en la organización.
Por ejemplo las necesidades a cubrir desde Colombia son principalmente a contribuir a la superación de la pobreza. “La situación de muchas comunidades del país requieren mucha atención en cubrir las necesidades básicas de las familias. Y así como la pobreza es uno de los grandes la educación, atención en salud son otras de las necesidades que resultan ser prioridad en la realidad colombiana”, comenta Florencia Iribarne, coordinadora social de AS Colombia.
Una carrera de ayuda
La frontera dominico-haitiana fue el destino del sociólogo Rodrigo Castillo que con 27 años postuló al voluntariado de AS, quedando seleccionado para trabajar con las organizaciones comunitarias de base y organizaciones de jóvenes.
Tan satisfactoria fue la experiencia que no dudó en volver a la isla para seguir ayudando en diversos proyectos como el relacionado con el cólera. Pese a que sus padres mostraron una obvia preocupación por su destino, el apoyo fue incondicional. “Haití es de los países donde llega información muy ligada a la pobreza. Uno tiene un imaginario de Haití muy desfavorable desde el punto de vista de los padres”, asegura Rodrigo.
Y cómo no, si el terremoto de 2010 fue devastador. “En lo personal sí hay un desafío y de cómo el hecho del terremoto acentuó un montón de situaciones que eran muy evidentes en Haití y lo ponen de nuevo en la agenda internacional y cómo esa puesta en agenda también se cae y los problemas siguen acá”, advierte Rodrigo, recordando que todavía hay medio millón de gente desplazada viviendo en carpas, sobre todo en Puerto Príncipe, ciudad donde vive.
Pese a que la realidad le golpeó duro por todo el trabajo que hay por hacer sobre todo en el área salud, no duda en valorar su experiencia. “Súper buena, es una excelente oportunidad de crecimiento personal primero y luego profesional en un ámbito que me interesa mucho que es la cooperación internacional. También me ha permitido conocer a gente muy distinta (…) y trabajar con esas diferencias lo que acrecienta el sentimiento latinoamericano que en lo personal es algo que siempre he querido desarrollar”, asegura.
Por eso a diario junto a sus compañeros colabora para implementar proyectos que ayuden a cambiar realidades sociales como mejoras en luz, vivienda y salud, pero que sean sustentables en el tiempo y donde participen los mismos haitianos, ya que el Estado aún es muy débil para coordinar proyectos de esa envergadura. Aunque de a poco el Estado se hace más presente, lo que motiva aun más a los profesionales que trabajan en duras condiciones todo gracias a la vocación.
Si la historia de Rodrigo y de Waleska te motivan para entregar tu tiempo y trabajo puedes hacerte socio o voluntario o infórmate a través del Facebook AS.
Y tú, ¿Estás dispuesto a entregar tu trabajo en zonas tan extremas y necesitadas?
América Solidaria: profesionales que eligieron la carrera de ayudar
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Rossana Ch