Es que ya no pueden más de felicidad. Con matrícula en mano esperan que llegue marzo para comenzar a estudiar lo que siempre quisieron. Saben que el esfuerzo hecho durante el año rindió frutos y ahora disfrutan de un merecido verano.
Sin embargo, para otros el panorama se ve más complejo. Sin un buen rendimiento en la PSU, deben buscar un plan b y decidir qué harán este 2012, mientras se mentalizan en preparar una PSU 2.0 a fines de este año.
Lo que siempre quise
Francisco Zapata (17) salió del colegio particular Arturo Prat Chacón de Talcahuano y su promedio 6.0 de NEM no necesariamente presagiaba el buen resultado que obtendría en la PSU. Con un puntaje ponderado de 718,5 (785 lenguaje, 772 historia, 637 matemática), sin mayores inconvenientes quedó en Derecho en la Universidad de Chile, dejando atrás la posibilidad de estudiar en la Universidad de Concepción.
Pese a que no hizo un preuniversitario, una vez finalizado el año académico se puso “con todo” a preparar la prueba, aprovechando a sus profesores que siempre mostraron disposición a ayudarlo con sus dudas. “El proceso de estudio lo viví con calma, no hice preuniversitario más que con un profesor que me ayudaba una vez por semana en matemática (…) en los últimos meses tomé mis libros, facsímiles, guías, etc. y volqué todos mis esfuerzos estudiando muchas horas al día”, asegura.
Bastante más relajado fue el proceso de Carolina Galarce (19) egresada del Liceo 7 de Providencia, quien ponderando 543 puntos quedó seleccionada en bibliotecología en la Universidad de Playa Ancha, su primera opción.
A diferencia de Francisco asegura que el proceso no lo vivió a conciencia ya que pese a inscribirse en un preuniversitario, al que sólo fue dos meses y en la medida que no chocaran con las movilizaciones estudiantiles de este año. “Me desmotivé súper rápido y en el fondo fue repasar. Al momento de dar la PSU me quedé con la base del liceo (…) no tenía muchas expectativas. Pensé que me iría mal y ya tenía mi segunda opción que era estudiar composición musical en el Instituto Projazz”.
Mientras que para Carolina el resultado fue más que una sorpresa, Francisco estaba confiado del esfuerzo realizado aunque asegura: “La espera se me hizo eterna, porque sentía que habían muchas cosas en juego y eso me hacía estar muy nervioso pese a que sabía que me había ido bien”.
En tanto las familias felices. “Mi familia se lo tomó súper bien. Con un poco nostalgia por el lado de mi mamá porque me iré de Santiago a vivir a Valparaíso, pero de todas maneras muy orgullosa. En el fondo y la familia completa también” asegura Carolina. En tanto Francisco recuerda que “estaban todos muy contentos porque podía elegir la carrera y universidad que quisiese y eso es algo muy grato porque no todos pueden decir lo mismo”.
La cara menos feliz
Si para Francisco y Carolina todo es alegría, para Constanza Aros egresada del colegio Ozanam de Santiago, el panorama no es tan feliz. Pero ella se lo toma con calma.
Pese a que no quedó seleccionada para estudiar tecnología médica o enfermería como segunda opción en una universidad estatal, ya mira para adelante y está dispuesta a realizar un preuniversitario para preparar la PSU de este año, desechando la posibilidad de estudiar tecnología médica en una universidad privada.
“El proceso de preparar la PSU fue bastante relajado. No hice preuniversitario, solo repasaba y ejercitaba en las horas de clases que el colegio tenía destinado para la preparación”, asegura. Es por eso que está tranquila. “Obviamente uno siempre espera mas, pero mi puntaje refleja el grado de preparación que le di”.
Tal vez esa tranquilidad se debe a que siempre manejó un plan B. “Durante todo el año estuve muy tranquila ya que sabía que si no me iba bien podía hacer un preuniversitario, pero aún así, una vez dada la prueba lo único que uno espera es obtener buenos resultados, lo que genera un sentimiento de gran incertidumbre y nerviosismo que aumenta con los numerosos llamados y correos que mandan las universidades proponiendo todo tipo de ofertas para que uno estudie en esa universidad lo que a uno lo confunde enormemente”, comenta.
Así lo que se viene para Constanza en un preuniversitario para subir su puntaje e intentar postular y quedar en una universidad estatal, como siempre ha querido. Mientras que Francisco y Carolina ya preparan sus pasajes y libros para estudiar en Santiago y Valparaíso respectivamente.
La cara feliz y no tan feliz de los resultados de la PSU
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por
Rossana Ch