Seguramente a muchos de ustedes les ha pasado, cuando llegan a un nuevo trabajo y se encuentran con su jefe y resulta que este tiene menos años que tú, ¿Incomodo?. La verdad es que esto es aún más frustrante cuando eres un recién egresado y la persona a cargo ya lleva años de experiencia y con menos edad. Sin embargo este no debe tomarse como un fracaso personal ni profesional, puesto que, en las empresas grandes conviven cada vez más generaciones.
Algunos trabajadores llevan gran parte de su vida obrando en una institución y no se retiran, pese a tener la edad para jubilar. Obviamente este tipo de personas está expuesto a encontrarse con jefes de menor experiencia que ellos. El problema viene a la hora de rendir cuentas a supervisores cada vez más jóvenes.
Una investigación realizada por Careerbuilder, indica que el 69% de los empleados mayores de 55 años tiene un jefe más joven. Así que es más que un hecho que las organizaciones deberán tener en cuenta la convivencia entre las distintas generaciones que interactúan a diario.
Finalmente este fenómeno le terminará pasando a casi todo el mundo, sólo es cuestión de tiempo para tener un jefe más joven que uno. Por ende deberíamos verlo como algo natural, pese a que nos hará reflexionar acerca de nuestra progresión de carrera y el momento profesional de nosotros. Este fenómeno se puede explicar en que ya la edad no es un elemento definitorio de la jerarquía organizativa.
El tener un jefe más joven es “tema”, en quienes recién comienzan con sus carreras a diferencia de los experimentados. La madurez trae consigo serenidad, sensatez y mesura para entender que el relevo generacional en los puestos de directorio es una ley de vida. Finalmente lo importante es valorar la contribución real del jefe, no dependiendo de cuantos años tenga. Se debe percibir que su superior aporta valores diferenciales que él no tiene, más allá de cuán joven sea.
Por su parte este “jefe joven” debe ser capaz de implicar al empleado con experiencia, pidiéndole opinión sin que parezca que el joven no sabe. Los jóvenes directivos con éxito saben involucrar a cada miembro de su equipo, aprovechan su experiencia, su conocimiento del mercado, su energía o su creatividad. No son siempre factores asociados a la edad. Aprender de los mayores, siendo su jefe, es un rasgo de humildad e inteligencia, mientras que la arrogancia juvenil es una vía hacia el fracaso a la larga.
¿Estás de acuerdo?
¡Mi jefe es más joven que yo! ¿Problemas?
Publicado
por
Pancho Cuevas