Hoy me desperté y -como de costumbre -prendí el televisor para ver si nos enfrentábamos a alguna catástrofe mundial o si había ocurrido algo de importancia que debiese saber antes de partir mi día. ¿Qué me encontré? Una cadena nacional en todos los canales, con transmisiones desde las tantas de la madrugada, para presenciar en vivo y sin perdernos ningún detalle de la "boda real". Justo en ese momento me pregunté: ¿realmente merece tanta cobertura en nuestro país?
Tantos temas pendientes, entre ellos: las peticiones y problemas educacionales; las marchas organizadas por la Confech; el problema con el Crédito con Aval del Estado; las becas del Gobierno; Hidroaysen; la huelga mapuche; sólo por mencionar algunos, que con suerte tienen 3 min. en los noticieros diarios y que siguen camuflándose sin pena ni gloria en las pautas de contingencia, cuando son los temas que realmente merecen la atención pública.
Todos estos contenidos(de peso y con consecuencias relevantes para nuestro país) resultan ser situaciones "inconvenientes" o "incómodas" para los gobiernos de turno, por tanto, darles una mayor cobertura provocaría un malestar que no conviene. ¿Cómodo no?
La sensación que deja esta mala priorización de la agenda mediática de nuestro país es bastante obvia, y no amerita haber estudiado cinco años de periodismo para darse cuenta: los canales de televisión, en conjunto con las grandes coaliciones políticas (sí, es un secreto a voces su “discreta” alianza) intentan mantener “las aguas calmas”. Una audiencia aletargada y sin mucho conocimiento de los problemas realmente importantes; para no generar un malestar que perjudique los pasos a seguir.
Pero esto no resulta ser sorpresivo, es sólo cuestión de prender, cada día, los televisores a las 21:00 hrs, y prestar un poco de atención a los noticieros de nuestro país: futbol, demandas, conflictos banales, asaltos, balaceras y más. Y cada vez que me siento a ver 10 minutos de estas transmisiones no puedo dejar de pensar, ¿dónde está la economía, las políticas, los aportes culturales, científicos, la educación? ¿Algo de profundidad y fondo? No te esfuerces como yo; no encontrarás nada de esto.
Y la situación se ve reflejada en boca de los mismos protagonistas: un periodista de TVN (que no quiso revelar su nombre) expresó a El Mostrador que “la gente no entiende que esto es un negocio como cualquier otro. Si hago una autoevaluación, de 30 notas que damos, 5 son noticia. Si tienes una buena imagen de un hombre agarrando a combos a un micrero, tú puedes convertir eso en una historia. Rellenar, un buen clip con música y armas una cosa. Pero información, cero. Es algo que todos lo saben, pero que nadie lo va a reconocer públicamente”.
Otra de las explicaciones posibles para esta dinámica la explica Carlos Catalán, sociólogo de la Universidad Adolfo Ibáñez: “la pauta de los noticieros se puede estar orientando hacia los sectores de más bajos ingresos, porque son los que tienen menos posibilidades de tener acceso a otros medios”.
De todos modos, sea cual sea el motivo, la conclusión es evidente: nosotros, los jóvenes que nos preparamos para aportar en algo a esta sociedad, entramos a la universidad y decidimos prepararnos académica y socialmente, esperamos, como mínimo, que los medios de comunicación sean capaces de nivelar la intelectualidad de la población hacia arriba y no que se encarguen de generar una anestesia que incentiva la ignorancia.
¿Ustedes qué opinan?
*Foto: UPI