No sé porqué la palabra “Rutina” tiene tan mala connotación. En general cuando una pareja está dominada por la rutina, significa que están pasando por un mal momento. Hay otros que dicen “odio la rutina” o "no quiero caer en la rutina". En fin, rutina se asocia a una sensación de agobio, de cansancio, y de baja estimulación mental y sicológica, ya que las personas tienden a programarse de tal manera, que se ponen en modo automático, y dejan pasar las horas.
A mí me gusta la rutina. Pero me gusta mi rutina, la que solo incluye mis actividades. Mis días consisten en lo siguiente: Me levanto muy temprano para ir al gimnasio. Tomo desayuno camino a la pega, trabajo de 8 a 19 horas, llego a mi casa tipo 19:30, preparo comida, preparo cosas del día siguiente, y a la cama. Veo tele, leo, y me duermo. Eso se repite al menos 4 días a la semana. El viernes improviso: no voy al gimnasio, salgo más temprano de la pega, carreteo en la noche.
El tema es que el fin de semana que no tengo ocupadas horas fijas en alguna cosa, que me duermo tarde, me levanto tarde, almuerzo a otras horas, quizás tomo once, pocas veces tomo desayuno, me echo a ver tele, etc., todo eso me deja agotada, me hace mal. Las noches que peor duermo son las del viernes, sábado y domingo. Obviamente influye demasiado salir y acostarse tarde, pero a pesar de que puedo dormir incluso sobre las 8 horas necesarias, me levanto mal. Salirme de la rutina me cansa.
El ser humano es un animal de costumbres, y aunque no queramos, todos tenemos nuestras maneras de funcionar. Está bien tener actividades para que tu vida no se transforme en una seguidilla de tareas grises; es importante darle toques de originalidad, de diversión, de sorpresa. Pero creo que si mi vida fuera así siempre, sin horarios, sin planes, probablemente me volvería loca y me estresaría. Es curioso, siento que la palabra rutina se asocia más al estrés, pero el estrés bien sabemos que se gatilla no solo por el cansancio del trabajo, sino también por las modificaciones en tu vida cotidiana, por cambios que alteran tu tranquilidad, aunque estos cambios sean positivos.
Lo más sano es tener una combinación. Es bueno tener planes, es positivo tener un programa, así es más fácil organizarse, estar tranquilo, tener tiempo. Y también es sano dedicar algunas horas a otras cosas, no seguir una pauta predeterminada, sino que echarse un rato, y pensar: “¿Qué quiero hacer ahora?” en vez del clásico “¿Qué tengo que hacer ahora?” Hay que cuidarse, y si parte de este cuidado involucra seguir esquemas, pues hagámoslo. A mí me hace bien. Quizás a otros que lo rechazan, también.
Que importante es la rutina
Publicado
por
Fernanda F.