A partir de 2008 y hasta el año pasado, la industria salmonera en Chile vivió la peor crisis de su historia. Fueron más de 230 los centros de cultivo afectados por la aparición del virus ISA, lo que significó una disminución importante en la producción de salmones y un aumento de la cesantía en las regiones del sur del país. Ahora, en cambio, el panorama parece estar empezando a mejorar. Se habla de reactivación y cifras optimistas. ¿Qué es realmente lo que está pasando en la industria salmonera y cómo hacer frente al futuro?
Rodrigo Infante, consultor y asesor de SalmonChile y la Asociación de Productores de Salmón, fue invitado por la empresa Sigma a dar anoche una charla al respecto en Puerto Varas. En líneas generales, explicó los desafíos y el nuevo escenario al que se ve enfrentado la industria salmonera de Chile, uno de los cuatro países productores más importantes de salmón en el mundo (junto con Noruega, Canadá y Escocia).
“La importancia del manejo de la información es crítica”, comentó Infante. “La crisis ISA trajo cambios en las empresas y las relaciones entre ellas. Antes cada una funcionaba más o menos como quería, ahora existe una necesidad de comunicarse. Además, ha habido cambios importantes en las exigencias sanitarias y de seguridad a los proveedores”.
Independiente de todas las medidas preventivas que se tomen, la probabilidad de que la industria se vea enfrentada eventualmente a otra crisis es real. Por eso el nuevo esquema productivo en Chile contempla varias aristas, que permitirían hacerle frente de una manera más preparada. Entre ellas está la comunicación en busca del bien común – o sea, transparentar los procesos productivos – acuerdos entre los gremios y autoridades y sanciones para infractores. Existe conciencia de las externalidades negativas que pueden afectar a la industria.
Al mismo tiempo, en medio de esta reactivación, es importante para los dedicados al rubro acuícola considerar que los consumidores han cambiado, y que tienen nuevas exigencias. Ya no basta sólo con que el salmón sea de buen sabor o buen precio, importa la sustentabilidad del negocio respecto al medioambiente, los beneficios para la salud, la responsabilidad social empresarial. “Informar a la sociedad es primordial”, explicó Rodrigo Infante. “Es también una oportunidad para comunicar datos basados en la ciencia, la información que se entregue debe ser precisa, simple y definitiva”.
La importancia de las certificaciones
La FAO desarrolló guías para la certificación de productos acuícolas, que incluyen variables de todo tipo, desde laborales hasta sociales. La situación sanitaria actual de Chile es óptima, y es un momento en que las empresas debieran evaluar los beneficios de certificarse internacionalmente.
Hay que considerar que por tratarse de una industria relativamente nueva – a principios de los 80 la producción de salmón era nula – no había directrices claras que sirvieran a todos los productores. Ahora que las hay, las iniciativas en curso son: WWF, GAA, Globalgap y otras marcas privadas. Cada una tiene sus propias particularidades, pero no cabe duda de que, en un futuro cercano, contar con una producción acuícola certificada va a ser más que un valor agregado, una necesidad para contar con la confianza de la gente y de las empresas.
El presente y futuro de la industria salmonera en Chile
Publicado
por
Carolina Lopez Montecinos