Bastante revuelo ha causado la visita del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a nuestro país. Para los medios de comunicación y sectores políticos, representa un hito importantísimo, incluso calificado por muchos como “un honor”; sin embargo, para parte importante de los universitarios de Chile (por lo menos así lo hicieron sentir), no es motivo de celebración, orgullo, ni mucho menos de desarrollo, por el contrario, ha sido fuertemente repudiado.
La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), anunció este fin de semana que son plenos opositores al acuerdo nuclear que Chile suscribió el viernes 18 del presente mes con Estados Unidos. En representación de dicha agrupación estudiantil, Camila Vallejos, Presidenta de la Fech, argumentó que “en estos tratados hay intereses económicos muy fuertes y en este caso un gran riesgo para nuestro país. Se nos dice que es sólo un acercamiento pero hay un claro interés de acercarse a países que son dependientes energéticos”.
Además, Vallejos enfatizó que Obama está “muy lejos de hacerle honor a su premio Nobel de la Paz, ya que su política belicista con respecto al Medio Oriente deja mucho que desear”.
Teniendo esta situación como marco general, la pregunta que muchos se hacen es, ¿Por qué, en su corta gira, Obama prefiere visitar Chile? Lo primero es que Estados Unidos desde hace mucho tiempo ve en nuestro país una región con la que tiene políticas económicas y gubernamentales bastante similares, además de una democracia fuerte. No podemos olvidar tampoco que, paradójicamente, nuestro territorio, pese a no brillar por sus aires de desarrollo, sigue siendo uno de los países más exitosos del mundo.
Dentro de los motivos más importantes de Obama, está el anuncio de la construcción de una “Alianza para el Progreso”, retomando la idea generada hace 50 años por el presidente americano de ese entonces, John F. Kennedy, en el contexto de guerra fría y que pretendía hacer un llamado a todos los países de América Latina a unirse en torno a objetivos comunes y claros (previamente establecidos y coordinados por EE.UU, obvio)
Medio siglo más tarde, Barack Obama pretende establecer la segunda parte de dicho acuerdo, sin embargo, es claro que el escenario es sumamente distinto. Dicha agenda ya no puede ser liderada por una sola nación, sino que debe ser una estrategia conjunta en donde cada país aporte con su experiencia, diversidad política, ampliaciones de mercados, y sincronizadamente, llegar a un bienestar colectivo.
El esperado discurso del Presidente norteaméricano dejó claros pasajes de unión, hermandad y protagonismo para nuestra región, con frases como “El mundo debe reconocer a Latinoamérica como una región de crecimiento, sin dictaduras”; “Esta región está lista para asumir un rol importante en el mundo”, pero ¿qué tan concretas resultarán estas bonitas y estructuradas palabras?
De todos modos, y sea cual sea el motivo estadounidense, no podemos perder de vista los objetivos que, ante todo, Chile debería tener como prioridad: progreso de la pobreza y el bienestar general de su pueblo, por sobre el desarrollo económico (que no siempre significan lo mismo). Si Estados Unidos está dispuesto a cooperar en este objetivo, bienvenido sea.
¿Ustedes qué piensan de las relaciones chilenas/estadounidenses? ¿De qué forma nos favorecen y de cual nos perjudican? ¿Qué te ha parecido la venida de Barack Obama?
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