Al despertar la jornada de ayer y prender la TV, muchos deben haberse hecho la misma pregunta: ¿Qué onda este 2010? Las desgracias parecen no detenerse; terremoto, tsunami, mineros atrapados, accidente en la Autopista del Sol y para el broche de oro; incendio en la Cárcel de San Miguel. Como para no querer volver a celebrar nunca más otros cien años.
Y pese a que todas las noticias anteriores causaron un lamento generalizado, la tragedia ocurrida ayer en la madrugada, que le quitó la vida a 81 reos de la cárcel ubicada en la comuna de San Miguel, provocó sentimientos encontrados en la población chilena. Muchos, ni siquiera la catalogaron como una tragedia; hasta leí por ahí las frases: “castigo divino” y “cada quien tiene lo que se merece”, provocándose debates que encendieron todas las redes sociales.
Es por eso que quisimos trasladar esa misma discusión hasta acá. Lo primero es la situación que se ve en las cárceles de todo el país: el hacinamiento y las condiciones infra-humanas vividas dentro de ellas no son una novedad para nadie; el proceso de rehabilitación que, se supone, debiese entablarse en éstas, para lograr re-insertarlos de buena manera en la sociedad, simplemente no existe.
Para muchos otros, que el interior de las cárceles sean un verdadero infierno, es parte del castigo que se merecen los delincuentes. Para los que piensan así, la rehabilitación no tiene cabida en los reos, algo así como “el que nace chicharra muere cantando”, por tanto, las muertes de estos no significaron más que la reducción de quienes sólo hacen un daño a la sociedad.
Por otro lado, están quienes culpan al sistema y a la falta de oportunidades que ésta genera. La escasa educación existente en los estratos sociales más bajos de nuestro país, ocasiona que las generaciones de delincuentes no cesen y sólo se entrampen en un círculo vicioso del que jamás podrán salir. En contra posición, está el pensamiento de los que afirman que la flojera es un mal humano que no se puede combatir; muchas personas no accederíann a trabajar y a ganarse el dinero honradamente, por la sencilla razón de que no quieren.
Desde mi punto de vista, una buena medida para solucionar dicho problema, sería poner a trabajar a los reos. De esta forma, el estado chileno no gastaría recursos en su mantención y necesidades básicas y, además, estos estarían contribuyendo de manera efectiva en el crecimiento del país, sin estar perdiendo el tiempo en riñas que terminan en catástrofes, tal y como ocurrió ayer.
Pero para que una reforma así llegara a entablarse, tendrían que seguir pasando innumerables desgracias de este tipo. Lamentablemente, estamos en un país que necesita presenciar dolor y tragedia para solucionar los problemas importantes y, cuando realmente se intenta generar una respuesta, son aquellas que van por encima, parches que tarde o temprano terminaran perdiendo su pegamento.
¿Ustedes que opinan frente a este situación? ¿Qué sentimiento te dejó la muerte de estas 81 vidas? ¿Cuál es la solución que necesita el sistema carcelario de nuestro país?
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