Que las posibilidades de entrar a la universidad son mucho mayores que antes, es una realidad más que sabida por todos. Las oportunidades de créditos, especialmente la del aval del estado, abrieron la posibilidad a muchos jóvenes que, si bien, tenían un rendimiento académico compatible con la educación superior, no contaban con recursos que costearan los altos aranceles de enseñanza que posee nuestro país.
Sin embargo, existe una deuda pendiente aún en nuestro sistema de educación superior y que, mediáticamente, no es muy reconocida: la deserción universitaria. Y no es un problema sencillo, ya que los datos son realmente alarmantes; según el INE (Instituto Nacional de Estadísticas), la mitad de los estudiantes que ingresan a alguna carrera, no están en ella en quinto año. Para ser más exacto: de 99 mil jóvenes que entran a la universidad, 46 mil nunca obtienen un título profesional.
Las consecuencias que traen consigo una carrera a medio hacer, son bastante más duras de lo que se cree. La mayoría de los jóvenes que, actualmente, ingresan a la universidad, lo hacen a través de créditos, cubriendo aranceles que, en promedio, bordean los 2 millones anuales. Además, el costo de mantención mensual, según Fundación Puente, es de 33 mil pesos que, luego de abandonar los estudios, se van directo a la basura.
De esta forma, está comprobado que el sueldo de quienes desertan, llega a ser un 45% más bajo que el de los compañeros que sí alcanzaron el título universitario y, pese a esta considerable diferencia, deben seguir pagando el crédito que utilizaron por el tiempo que estudiaron. Esta situación provoca que un gran porcentaje del salario no pueda ser utilizado para aspiraciones mayores y, por ende, el surgimiento socio-económico se estanca.
Danae de los Ríos, directora académica de la Universidad Andrés Bello, explicó al sitio web de La Tercera que, “"La deserción tiene costos emocionales y financieros que son más graves en los alumnos de menores recursos. Entre ellos, hay desconocimiento de cómo operan las instituciones. Por ejemplo, hay familias que venden sus casas y la deserción los deja sin patrimonio, además experimentan la sensación de abandono y fracaso"
Los motivos por los cuales un estudiante abandona su carrera, son muchos. Entre ellos, los más comunes son el descontento con la casa de estudios o el desinterés manifestado por las materias, dándose cuenta, en el camino, que dicha profesión no es lo que esperaban.
Además, esta perdida no es una situación que afecte sólo al alumno. Los costos que arrojan, a nivel nacional, el hecho de que la mitad de los universitarios no termine su carrera, son también bastante significativos. Las últimas cifras entregadas por la Unesco, con respecto a este tema, fueron en 2005, y demostraron que las pérdidas para el sistema se estimaban en 48 mil millones de pesos, que, en aquel momento, representaban el diez por ciento del gasto total en educación.
Ustedes, ¿Qué opinan frente a esta situación? ¿Por qué es tan alto el porcentaje de deserciones en nuestro país?