La entrada a la universidad es el primer encuentro cercano y tangible con nuestra independencia económica, aunque, en algunos casos, bastante falsa. Esto se debe a que muchos no poseen ingresos propios y, aún así, deciden obtener tarjetas de créditos de tiendas comerciales o cuentas bancarias, lo que a la larga, provoca un endeudamiento que para muchos puede durar años.
Si aún no crees esta realidad, hace un par de semanas el Instituo Nacional de la Juventud (Injuv) dio a conocer los resultados de la “Sexta encuesta nacional de la juventud”, que arroja impactantes datos acerca del nivel de endeudamiento y morosidad que tienen los jóvenes de entre 19 y 29 años de nuestro país.
Aunque no lo creas, 50,6 por ciento, de los 7.510 encuestados, reconoció tener alguna deuda impaga; la gran mayoría, correspondiente a mujeres y jóvenes de sectores socioeconómicos medios. Además, el 57,8 por ciento admitió estar endeudado con una casa comercial; el 16, 1 con créditos universitarios y tan sólo el 3,5 con préstamos hipotecarios, lo que evidencia que la mayoría de los gastos con “dinero falso” tienen que ver con consumo y no con bienes que favorezcan su futuro.
Estos datos no dejan de sorprender, sin embargo, todos los que hemos estudiado en barrios universitarios podemos recordar el bombardeo de captadores de tarjetas, en la mayoría de las esquinas, acosando, sobre todo, a los de primer año, que al parecer, son los menos inexpertos en el manejo responsable de las finanzas y los más fáciles de convencer.
Ignacio Larraechea, Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Central (FACEA), explicó a Universitarios.cl que, “los jóvenes se inician más pronto que antes como compradores autónomos en bienes o servicios, y tomados en conjunto, superan sus capacidades de pago. El problema se produce cuando adquieren obligaciones financieras que no son capaces de enfrentar por sus propios medios”
Además, el director del Sernac, Juan Antonio Peribonio, señaló a Cooperativa.cl que “la recomendación principal a nuestros jóvenes es que no carguen sus mochilas con deudas que no van a poder ser pagadas. La principal recomendación es el uso racional y responsable del crédito”
Y en este sentido el consejo es justo, ya que, según el mismo estudio, el 46, 8 por ciento de los jóvenes vive exclusivamente de los ingresos que le otorga otra persona, que en la mayoría de los casos son los padres. Esta realidad supone que acceder a algún tipo de crédito, sin contar con dinero propio y seguro, es una irresponsabilidad bastante grande que podría devenir graves consecuencias de sobreendeudamiento en el futuro.
Además, la poca experiencia de los jóvenes, en el manejo de créditos de todo tipo, hace que, por pagar cada mes el mínimo de su deuda, ésta se alargue tanto que terminen sólo pagando intereses. Una pésima estrategia para el pequeño bolsillo universitario y, lo que es peor, para todo el presupuesto familiar.
El Decano de la FACEA, agrega que “el resultado final suele ser que deben responder sus padres, pues los jóvenes firman contratos que no entienden bien y que comprometen el patrimonio de sus familias. El crédito debería ser restringido sólo a personas que demuestren capacidad financiera autónoma, identificando claramente las fuentes de ingresos y también la carga financiera ya adquirida”
El economista concluye aconsejando que, “es necesario que los jóvenes 'aprendan' a endeudarse, pero en base a una programación objetiva de sus movimientos de dinero. La deuda es una gran herramienta para poder adquirir bienes que necesitan o desean hoy, financiados con una parte de los ingresos futuros. La clave está en ordenar las cuentas y, por supuesto, en equilibrar las ganas de comprar con un entusiasmo similar en materia de trabajar o hacer negocios.
Así que ya saben, si quieres obtener alguna tarjeta o crédito, ser ordenado es fundamental; siempre, pensando en un futuro dinero seguro, ya que la incertidumbre y la inseguridad, son palabras que debiésemos eliminar de nuestra economía personal.
Ustedes que opinan, ¿debiese existir alguna ley que impida a las casas comerciales otorgar créditos a jóvenes sin ingresos o todo se basa en la responsabilidad de cada uno?