El pasado cinco de agosto, 17 encapuchados se “tomaron” las dependencias del Instituto Nacional, con el fin de protestar acerca del alza en el pase escolar, la eliminación de la PSU (Prueba de Selección Universitaria) y el fortalecimiento en la educación pública. Anterior a este hecho, cerca de mil estudiantes secundarios, marcharon por las calles del centro de Santiago, con el fin de abrir una mesa de diálogo con el ministro de educación y así establecer nuevas propuestas para el sistema educacional en Chile. Lamentablemente, luego del intento, todo quedó en el aire, pues hasta el momento, los intereses de los “pingüinos” no han podido ser expresados de manera formal. Asimismo, hasta mayo de este año, unos 20 mil universitarios de la región de Valparaíso, eran considerados como “morosos”, por el no pago de aranceles de sus respectivas carreras. Pero la realidad es aún más cruda; unos cuantos más, deben millonarias sumas de dinero en sus instituciones, sólo por querer acceder a una profesión ¿Qué pasa con el sistema educacional? ¿Lucro o educación?
“La idea de universidad gratuita tiene sentido cuando se entiende que la educación superior es una herramienta de la propia sociedad, para avanzar hacia el desarrollo y la igualdad social”, dice el vice presidente de la FECH (Federación de Estudiantes de Chile), Francisco Figueroa. Y es que, justamente, la desigualdad, es uno de los aspectos más graves del asunto. Bajo esta misma mirada, si consideramos que el sueldo base en Chile es de 172 mil pesos, difícilmente una madre soltera que recibe esta remuneración, podría pagarle la universidad a uno de sus hijos. La solución: universidades gratuitas.
La creación de diferentes establecimientos privados, es el reflejo del lucro que este país ve en la educación. Favorablemente, para otros países, los estudios universitarios son totalmente gratuitos. En Argentina, por ejemplo, las diferentes instituciones estatales del país, son gratis. Por lo mismo, muchos extranjeros han decidido radicarse en el país, para poder inscribirse en las carreras de su gusto, con el fin de conseguir un título. Incluso, los postgrados tienen un precio accesible para cualquier persona. Pues el más barato, cuesta unos 60 dólares por mes. Incluso, pueden existir ofertas aún más positivas. “Una de las soluciones a este problema, es que la educación superior pública fuera gratuita, como es en la mayoría de los países con una clase política más o menos cuerda. El Estado debe además prohibir la usura en el cobro de los créditos que otorga la banca y condonar las deudas de los estudiantes más pobres”, agrega el vice presidente de la FECH.
Pasar el último año de la carrera, pensando en que no podrás titularte, por causa de una deuda universitaria, puede convertirse en una preocupación constante. La idea de conseguir una profesión, es proyectarse a futuro con un sueldo que alcance para cubrir las necesidades básicas de quien quiera independizarse. Sin embargo, siendo deudor o “moroso”, esto es casi imposible. “La mayor limitación que provoca estar endeudado, es que se convierte en un problema que termina desconcentrándote de los estudios y de todas las responsabilidades que implica estar en la universidad. Esto, puede afectar, incluso, al rendimiento, ya que es una enorme presión, el saber que debes saldar la deuda o tener que hacer un montón de trámites para poder repactarla”, comenta Natalia Bobadilla, egresada de periodismo de la Universidad de Chile, quien tuvo que tramitar sus deudas, para entrar al proceso de titulación.
Diversas manifestaciones, protestas y conversaciones, aparecen constantemente a raíz de este tema. Universidades paralizadas en sus actividades diarias, llamados a asambleas generales y peticiones a las autoridades, son las típicas características de las movilizaciones que se generan cuando los universitarios quieren ser escuchados. Lamentablemente, los resultados no siempre son óptimos, puesto que el saldo final, siempre está relacionado con una cantidad considerable de estudiantes tras las rejas ¿Injusticia? ¿Falta de moral por parte de las autoridades? Lo considerablemente cierto es que, sin lugar a dudas, se debe establecer una medida favorable para quienes no tienen el dinero necesario para obtener una buena educación.
“Más de la mitad de los estudiantes que ingresan a la educación superior, deserta de sus estudios. Claro, porque además de estudiar, debe trabajar para vivir y para pagar sus estudios que, con los créditos, termina costándole varias veces su precio inicial”, comenta Francisco.
Uno de los cambios más urgentes, es una reforma estructural en el sistema de educación para los alumnos secundarios y universitarios. Ambas áreas, han sabido apoyarse y manifestarse, a la hora de expresarse frente a las autoridades. En ambas, existe un problema de raíz que el Gobierno aún no ha querido tomar en cuenta. Lo peor, es que la falencia es totalmente visible, siendo muy lamentable el tener que salir a las calles para tener que dar a conocer las complicaciones que el mismo Estado, ha impuesto al sistema.
Según comenta Natalia, una probable solución a este tema, sería “evaluar la situación de los morosos periódicamente y tener posibilidades concretas de condonación y/o repactación de las deudas en los casos que lo ameriten. Sobre todo, la evaluación y monitoreo de la situación económica de los estudiantes, es clave, porque en los cinco años que dura la carrera, pueden pasar muchas cosas que de un día para otro te dejan sin plata. Si bien es cierto, existen las asistentes sociales, no hay un vínculo constante y tal vez el personal no es suficiente para que se conviertan en un apoyo más importante”. Por último, hacer una recopilación de las diferentes manifestaciones y peticiones de los estudiantes, no cuesta nada. Es más, tras estas eventualidades, el Ministerio de Educación, debiera tener un análisis completo acerca de cuáles son los principales problemas en el sistema educacional ¿O no? Primero que todo, el otorgar más financiamiento a las instituciones públicas. Segundo, la PSU como medida para entrar a la educación superior y, finalmente, relacionar el conocimiento en los jóvenes, con el lucro.
“Los gobiernos de los últimos 30 años, conciben la educación superior como una oportunidad de negocio para el que la imparte y una inversión individual para quien la recibe. No ha sido posible cambiar ese modelo, porque en Chile se atienden los intereses de los empresarios y no los de la gente”, concluye Francisco.
Los dejo con la marcha universitaria del 12 de mayo de este año:
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