Es inevitable que, de vez en cuando, nuestros problemas, ya sea familiares o amorosos, nos afecten tanto que nos resulta imposible concentrarnos en las resposabilidades académicas como quisiéramos. Los rojos comienzan a ir y venir, sin dejarnos pasar los ramos y haciéndonos cursar por segunda vez un ramo que pudo ser muy fácil de no haber sido por las dificultades que se nos presentaron.
Nosotros no podemos evitar que nos ocurran cosas desagradables en nuestras vidas. Terminar con el pololo o pelear con la mamá a tal punto que queremos irnos de la casa, son cosas típicas de esta edad, las cuales pueden afectarnos psicológicamente, produciendo un repentino desinterés con todo lo que tenga que ver con la universidad. Ante esto, lo mejor es intentar distraernos con distintas actividades: salir con los amigos, ir al cine y todo tipo de cosas que nos saquen del hoyo en el que nos sentimos.
Los problemas económicos son otra cosa. La plata siempre está en medio de todo, y nos puede producir más de un dolor de cabeza. No son pocos los estudiantes que deben salirse de la U únicamente por no tener los suficientes recursos para seguir estudiando. El afectado puede ser un muy buen alumno, sin embargo, este tipo de problemas no discriminan a nadie, perjudicando a todos por igual.
La muerte de un ser querido es lejos una de las peores experiencias, la cual puede dejarnos muy mal y es una pena que, sin duda, nos descompensa como pocas cosas en la vida. Yo conozco gente que no ha podido superar esta situación y no ven una mejor opción que salirse de la carrera por cuenta propia. Es difícil seguir luego de vivencia tan terrible como ésta, sin que nuestra mente se vea perturbada enormemente.
Hay personas mucho más sensibles que otras, que son incapaces de soportar tanta presión como para seguir como si nada estudiando para las pruebas y todo lo que significa la universidad. Lo mejor en estas circunstancias es congelar la carrera, para así seguir en un tiempo más, con la mente más despejada y sin tantas distracciones que perjudiquen nuestro desempeño académico.
¿Has tenido un problema tan grande que te impida poner tus cinco sentidos en la universidad?