Desde que tengo memoria, he estado acostumbrada a ser minoría en mi casa. Soy la menor de 4 hermanos, por lo tanto, jugué poco a las barbies y a las tacitas. En vez, jugaba a los legos, playmobils, al fuerte, a los penales, etc. Una vez estaba al arco y uno de mis hermanos se ensañó y me tiró un pelotazo que me dejó enyesada con una lesión en la muñeca.
Tiempo después, cuando me tocó decidir mi carrera, tenía una fuerte influencia paternal hacia el área matemática – científica (léase con mayúscula INGENIERÍA CIVIL). Y la verdad es que no supe qué más hacer. Sabía poco de qué se trataba (creo que todavía no sé tanto) pero me gustaban los números. Nada más que hacer.
Me gustó bastante estudiar ingeniería, aunque debo admitir que sentía una fuerte ventaja frente a mis compañeras. Muchas de ellas venían de colegios de puras mujeres así que se pueden imaginar el shock que fue entrar en mi facultad, donde solo en mi año, de 600 alumnos, 100 éramos mujeres. En fin, para mí fue seguir un camino súper obvio y natural.
Cuando me titulé de “calculista” tenía re claro que el camino no sería fácil. Piensen esto: soy mujer, menudita de porte y con cara de escolar. Con casco parezco fósforo en negativo. Pero me las arreglé. No tuve problemas para encontrar trabajo. A pesar de que el calculo estructural es una carrera (y en general la ingeniería) asociada a los hombres, al parecer mis jefes han agradecido el orden, minuciosidad y responsabilidad asociada a las mujeres. Digamos las cosas como son: las mujeres somos más mateas, somos más estudiosas y somos bastante más responsables, (claro que excepciones hay en todas partes). Y eso, en cualquier pega, es bienvenido. El resto se aprende. La experiencia la dan los años y también “hacerse hombre”, no dejar que te pasen a llevar sólo por género, ponerse firme. Con el tiempo, la gente se da cuenta de que si haces, bien la pega, da lo mismo.
Otros ejemplos se dan en el transporte público (¿no les pasa que es rarísimo ver a una chofer mujer?), en la construcción (creo que nunca en mi vida me ha tocado ver a una mujer operando una grúa), bomberos (aunque es más una profesión), astrónomos (aunque no hay nada más grande que María Teresa Ruiz, astrónoma chilena de la Universidad de Chile), etc.
Así es que el temor que alguna vez tuve de ser mujer en este mundo de hombres, ya no existe. Es más, estoy tan acostumbrada que algunas veces me siento bicho raro entre puras mujeres, pero bueno, gajes del oficio.
Ser mujer en un mundo de hombres
Publicado
por
Fernanda F.