Existen ciertas temáticas que por su presencia mediática, impacto a nivel país, y su cercanía al contexto en que nos desenvolvemos son ineludibles y merecen más de algún comentario. Como universitarios, la reforma educacional del nuevo gobierno es uno de aquellos temas.
Básicamente:
- Nueva institucionalidad que agrupa a instituciones públicas y privadas.
- Nueva modalidad de fondos concursables atribuibles según acuerdos de desempeño.
- Sistema único de créditos y becas.
- Modificación de Becas Chile.
Los nuevos cambios que se vienen fueron anunciados a través de la prensa, lo que generó una dura respuesta de Víctor Pérez, rector de la U. de Chile, quien señaló que no se aceptarán reformas sin consulta, "los tiempos autoritarios ya terminaron”, agregó. Todo lo cual ocurrió en la ceremonia en que Pérez asumía como rector, y que contó con la presencia del Presidente Piñera, Patrono de la Universidad por su calidad de primer mandatario. A raíz de ello el ex prorrector de la Universidad Católica hizo sus descargos a través de Blogs de El Mercurio. Por su parte, Rosa Devés, profesora titular del plantel laico, pareció ver una ceremonia con un tono completamente opuesto, en la que destacó el compromiso con la universidad que manifestaron ambas autoridades.
El debate lo abrió Pérez cuando señaló su abierto rechazo a la idea de la competencia de recursos entre instituciones públicas y privadas. Arguye que la educación por ley no puede tener fines de lucro, sin embargo, se realizan grandes transacciones, grupos económicos comienzan a monopolizar este bullente mercado. Sin embargo, declaran algunos, como Julio Dittborn, Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la U Mayor, lo anterior no debe importar, lo trascendente es su aporte generando plazas para muchos estudiantes de escasos recursos. Si el fin no es el lucro, y si las instituciones privadas efectivamente poseen un rol social, ¿Por qué sus aranceles son tan altos? Su rol social es una quimera, una sombra etérea dibujada en el aire para camuflar los cuantiosos dividendos que proporciona este negocio. Lo curioso es que su deseo sea que el Estado les proporcione más recursos. Explicado de forma sencilla: si ud. instala un negocio y obtiene dividendos por ello, yo como Estado se lo permito, lo fiscalizo, puesto se trata de un bien trascendente para la nación, pero no pretenda que además le pague, es un delirio.
De todas formas, no malinterpretemos. La educación superior necesita cambios, pero al igual que Joaquín Walker, Presidente de la FEUC, no comparto este espíritu tan liberal del proyecto. Se necesita potenciar la educación pública, y no sólo me refiero a la Universidad de Chile. Las universidades públicas regionales reciben escasos recursos. Evidentemente, si no son apoyadas por el Estado, y las hacemos competir con empresas educativas por los recursos, eventualmente desaparecerán. Sólo quedarán las instituciones privadas, cuyos aranceles, como antes indicaba, son en algunos casos altísimos, el endeudamiento de los estudiantes crecería enormemente, y finalmente, quienes sean dueños de estas entidades podrán ajustar y convenir los aranceles, la educación superior terminaría por comvertirse en un negocio.
Por todo lo anterior, concuerdo con la comisión de expertos que se reuniera en PUCV con motivo del Foro Internacional sobre el rol de la educación en la actualidad, el trato preferente debe ser para las universidades públicas. Por más que intenten algunos medios hacer una descarada campaña contra las universidades tradicionales, las exigencias no son desmedidas, la Universidad de Chile sólo recibe un 14% de su financionamiento por parte del Estado, cuestión que parece irrisoria considerando su condición de institución pública.
Parece también complejo reunir a todas las universidades bajo un mismo alero. Ni siquiera en las instituciones privadas sienten que son equivalentes. En unas creen tener un rol más social, en otras destacan sus resultados. Existen diferencias, tan grandes como dentro del CRUCH, no parece ser la del MINEDUC la mejor idea. Por su parte, la existencia de un único sistema de créditos hace suponer que la regla será el crédito con aval del Estado, que, como es sabido, posee un interés mayor al del fondo solidario. Complejos días para la educación pública, y para quienes desean estudiar, pero trabajar en el futuro para producir, no para devolver eternamente la mano a una institución 'solidaria' que les brindó educación.
La inminente reforma a la educación superior
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