Todos sabemos que el mundo en el que vivimos está mutando y sufriendo cambios que le hacen daño. La poca conciencia medioambiental que existe actualmente es tema desde hace mucho rato; pero queda en eso: en una idea al aire o en las típicas palabras y promesas por parte de quienes dicen estar comprometidos con el medio ambiente y todo lo que a éste le afecta.
El calentamiento global, la matanza de ballenas y la pesca de arrastre son algunos de los fenómenos que siempre escuchamos, pero ¿qué hacemos? ¿nos importa realmente? Los jóvenes de hoy somos parte de una generación que, en su mayoría, es inerte e insensible con todo aquello que tiene relación con la naturaleza que nos rodea. Las cosas importantes de hoy son la tecnología y otras cosas más banales que no ayudan en mucho
Las organizaciones dedicadas a generar conciencia y ser la “voz de la tierra” hacen lo suyo, y lo cierto es que grupos de relevancia mundial como Greenpeace día a día suman voluntarios jóvenes y no tan jóvenes. Las marchas que se llevan a cabo de vez en cuando, son de gran relevancia para gestionar la detención de aquellas actividades que dañan lo más preciado y hermoso del planeta tierra.
No digo que para ser generosos con nuestro medioambiente, tengamos que unirnos a este tipo de agrupaciones y ser activos participantes de éstas. Pero lo que sí debemos hacer es, por lo menos, tratar de integrar a nuestras vidas la mentalidad adecuada: ésa que no anda tirando basura en plena calle, ni dejando las luces prendidas en cada pieza de nuestras casas. Ésa que opta por caminar o andar en bici, en vez de abusar del vehículo de cuatro ruedas, que tanto mal le hace al ambiente.
Obviamente que ser parte del grupo de voluntarios que sacan la voz por la naturaleza, significará entender mucho más de cerca la infinidad de amenazas a las que ésta está sometida. En Chile está el eterno conflicto del proyecto Pascua Lama, el que ha sido rechazado en reiteradas ocasiones por lo dañino y contaminante que resulta el cianuro para el agua de los glaciares cordilleranos.
Otro caso es el de Patagonia Sin Represas, y la posible realización de enormes proyectos hidroeléctricos de embalse, que dañarían enormemente este preciado territorio nacional, produciendo un desgaste ambiental de enorme magnitud. Existen infinidad de alternativas para desarrollar la demanda de electricidad, sin que sea necesario destruir nuestra hermosa Patagonia chilena.
Estar al tanto de estos temas y de cómo evolucionan en la actualidad, nos sirve a nosotros, en primer lugar, para ser más cultos; y en segundo lugar, para traspasar este conocimiento a todos aquellos que ni siquiera han escuchado sobre estos preocupantes casos, que corroen cada vez y sin descanso a la preciada naturaleza de la que somos parte.
Y tú, ¿eres conciente del medio ambiente y su desgaste actual? ¿Qué haces para ayudar a la naturaleza?
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