Entrar a trabajar a alguna empresa gracias a la recomendación de un familiar o amigo es algo que se da con frecuencia. Yo antes pensaba que ingresar de esta manera a un trabajo no era lo más adecuado, pero a la hora de los “quiubo”, cuando comencé a ser parte de la vida laboral, me di cuenta de que a veces es necesaria cierta ayuda por parte de nuestros cercanos.
Claramente hay pitutos y pitutos. Cuando la confianza excede los límites por parte de quienes nos contratan, producto de la buena onda que ellos tienen con nuestros conocidos, se estaría tratando de una situación injusta, ya que se dejaría de lado a varias personas que también podrían tener potencial para comenzar a trabajar en determinada empresa.
También se habla de pituto cuando alguien directamente ayuda a una persona a entrar a un trabajo, saltándose cualquier tipo de trámite que exista de por medio. Esto a la larga puede ser perjudicial, sobre todo cuando la persona apitutada no demuestra un buen rendimiento,en su desempeño cotidiano.
Mucho se habla del nepotismo en la política, pero en realidad este hecho se da en todos lados. No son pocos quienes contratan a sus propios familiares en su empresa, algunas veces porque consideran que es más grato trabajar con personas cercanas. Pero, ¿hasta dónde puede llegar esto y hasta dónde pueden llegar los límites?
Está claro que los pitutos son una realidad. El punto está en que no se llegue a la injusticia, y que las entrevistas personales no dejen de ser una etapa antes de acceder al trabajo al cual se está postulando. Ser recomendado es una gran oportunidad, pero no hay que desperdiciarla farreándose la confianza que nos dan quienes nos contratan esperando lo mejor de nosotros.
¿Pitutos o 'pitutos'?
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