Ya es junio y se acerca el fin del primer semestre 2010. Ésta es la época en la cual empezamos a sacar cuentas en los ramos que se ven difíciles, y con los que tenemos que ponernos sí o sí las pilas para no quedarnos pegados. Las solemnes o certámenes son nuestra única oportunidad, y no nos queda otra que estudiar hasta por los codos si no queremos después lamentarlo.
¿Cómo te preparas para una solemne? Por lo general éstas son pruebas brígidas en las que entra prácticamente toda la materia que hemos pasado en lo que va del año, incluyendo textos anexos que los profes dejan en las fotocopiadoras. Es por esto, que debemos concientizarnos que el estudio para estas pruebas tiene que ser intenso y no podemos permitirnos mucho carrete por unos días.
Mi técnica para las solemnes suele ser, en primera instancia leer toda la materia concentradamente, para luego proceder a hacer un resumen de todo lo que entra. Escribir con mis propias palabras los conocimientos que adquirí al leer todo, hace que retenga toda la información necesaria de la mejor manera. Obvio que después es recomendable repasarlo unas cuantas veces, para que por ningún motivo se nos olvide al estar rindiendo la prueba.
Hay personas a las que les resulta muy efectivo hacer mapas conceptuales, ya que poseen una memoria visual perfecta, que les permite llegar con los contenidos muy claros a la hora de enfrentarse a la solemne o certamen. Personalmente nunca me ha resultado hacer un mapa conceptual, más que todo porque nunca me quedan muy acotados, y al final es sólo un desorden mental más que una ayuda.
Lo peor que se puede hacer es aprenderse todo de memoria. Tengo muchos compañeros que estudian todo como si fueran a recitarlo, lo que les ha jugado en contra en varias ocasiones, sobre todo cuando la prueba es oral y, al estar frente al profesor, se quedan en blanco y no saben qué decir.
¿Qué haces tú para prepararte para una solemne? Puede que seas un mateo o estés farreándote el ramo, pero sea cual sea el caso, una prueba de este tipo siempre es importante: ya sea para no quedarse pegado, o para convertirte en el seco del curso al eximirte de un futuro examen.