Para muchos hombres, éste es el gran secreto de todas las mujeres. Cuando van al baño, sobre todo si es público, siempre, pero SIEMPRE, es de a dos, ¿por qué? Algunos creen saber la respuesta diciendo que obvio que es para copuchar, pelar, o simplemente saber como le queda el color de lapiz labial. Lo cierto es que están muy equivocados con aquellas suposiciones, y en Universitarios.cl les revelamos este gran misterio.
La historia de esta tradición, se remonta a la niñez de toda mujer que recibió la mítica enseñanza de su madre acerca de los baños públicos, en donde la frase, “nunca te sientes en uno” es un dogma para todas. De esta instrucción, también rescatamos la limpieza del inodoro con papel higiénico y la tradicional posición en donde parecieramos sentarnos, pero sin tocar por ningún motivo la taza.
Por muy higiénica que parezca dicha posición, todas sabemos lo difícil que es mantenerla cuando las ganas de orinar son muy fuertes. Ésta y otras razones hacen de entrar al cubículo de un baño público toda una odisea.
Primero que todo, está el picarporte de la puerta, que por ley, nunca, pero NUNCA, funciona en los baños públicos. Al estar dentro, quieres colgar tu bolso pero no hay ningún gancho. Lo más factible parece mirar el piso, para dejarlo, pero por desgracia para ti, se encuentra todo mojado por “extrañas” sustancias y líquidos de dudosa procedencia. No te queda otra más que colgártelo en el cuello.
En este momento viene el gran desafío: ponerte en la difícil posición explicada anteriormente, con tu bolso colgado de extraña forma, agarrar con una mano la puerta que no tiene picaporte, y con la otra, mantener arremangado tu abrigo. Por si no fuera poco, el equilibrio te pasa la cuenta y no faltará la oportunidad en que te mojas las pantys o el pantalón.
Para más remate, te das cuenta que no tienes papel higiénico, así que ruegas tener pañuelitos desechables dentro de tu cartera. La maniobra que debes hacer para buscarlos dentro de ella hará que, inevitablemente, sueltes la puerta, y como tu suerte en ese momento es la peor, alguien la abrirá y te verá en aquella incómoda y poco digna posición.
La solución a todo esto es clara: si hubieses ido con una amiga, ella te habría sostenido la cartera, el abrigo, se pondría atrás de tu puerta para sostenerla y que nadie la abriera, y además, te habría pasado el confort por debajo. Además, uno que otro pelambre y comentario harían de la mala experiencia que es estar en un baño público, una instancia mucha más entrenida y amena, ¿no creen?