El debate entorno a la píldora del día después siempre ha generado una inmensa diversidad de opiniones en nuestro país. Por un lado, están aquellos que no la toleran ni por si acaso, argumentado su negatividad en el efecto abortivo que tendría. En la otra cara de la moda, estamos aquellos que defendemos la libertad de decisión frente a todo y que no creemos que un grupo de políticos deba elegir a lo que podemos o no acceder.
Otras personas piensan que debiese ser usada sólo en caso de violación, porque ahí el error no está en manos de la afectada, por tanto, parecería injusto para ella quedar embarazada en una situación en la que no tuvo la opción de decidir libremente a tener relaciones sexuales.
Muchas personas argumentan que la píldora del día después no debe ser repartida ni puede tener libertad de venta, porque los jóvenes que inician una vida sexual activa, supuestamente, están en condiciones de realizarlo con resonsabilidad y deben tomar las preocupaciones antes de actuar.
En este sentido, creo que las fallas de los anticonceptivos comunes pueden ser más recurrentes de lo que pensamos. Ejemplos de esto pueden ser el rompimiento del condón o el vómito espontáneo de las píldoras, lo que implicaría un error que, lamentabelmente, no está en manos de quienes les sucede.
Los jóvenes tenemos el derecho de decidir lo que creemos correcto o no, y por ende, la capacidad inherente de elegir lo que consumimos o dejamos de hacer. En este sentido, me parece lógico que quienes creen que es abortiva o no están de acuerdo con sus efectos, se limiten simplemente a no comprarla, sin negarle la posibilidad a quienes la consideran como un método de gran ayuda.
En definitiva, el poder de decisión, en cada uno de los ciudadanos, es fundamental en una sociedad que se hace llamar democrática, por tanto, prohibirla o denegar su distribución sería un absoluto retroceso como sociedad.
Actualmente, muchos de los municipios no respetan la distribución de dicho producto, y simplemente no abastecen a las farmacias con él. Lo que, a mi parecer, implica una injusta ejercitación de la decisión tomada por el Gobierno de Michelle Bachellet. No puede ser que algunos alcaldes prohiban y otros permitan. Como dicen por ahí, ley pareja no es dura.
Y tú,¿ qué opinas sobre este anticonceptivo de emergencia? ¿te parece óptimo que podamos acceder a él, o crees que debiese prohibirse su venta?