El acoso sexual es un tema que poco a poco ha ido saliendo a la luz en nuestra sociedad, y por razones obvias: no muchas de las personas que han sido afectadas por esta situación se sienten capaces de reconocerlo y, mucho menos, de tomar cartas en el asunto. Lo cierto es que, con el pasar de los años, ésta se ha transformado en una realidad cada vez más palpable y que, de hecho, en nuestra actualidad posee fuertes sanciones judiciales.
Pero primero que todo, es necesario tener claro el significado de dicha situación, ¿qué es el acoso sexual? Éste se lleva a cabo cuando una persona (hombre o mujer) realiza peticiones de carácter sexual, no consentidos por el individuo requerido, amenazándolo con perjuicios o pérdida total del empleo si no accede a ellos.
Las consecuencias del acoso sexual tienen relación con la alteración de la dignidad de los trabajadores y el abuso de poder. Estas situaciones perjudican ampliamente el clima laboral, lo que a la larga se traduce en un resultado muy poco beneficioso para la empresa y su sistema productivo.
Dentro de los efectos más comunes del acoso sexual (en la persona que lo sufre) nos encontramos con: estrés emocional, humillación, depresión, ira, ansiedad, e incluso, enfermades físicas. En la mayoría de los casos, provocando la renuncia o el despido del trabajador (y muchas veces con dicha situación impune, ya que como se mencionó en un principio de la nota, son muy pocos quienes se atreven a denunciarlo)
Si bien los hombres también son víctimas de acoso sexual, la realidad demuestra que son las mujeres las más afectadas. Dicha situación se produce por los roles sociales que se manifiestan en nuestras competencias laborales, en donde la mujer tiene una posición mucho más vulnerable y, en la mayoría de los casos, posee un puesto inferior que el hombre (por supuesto que no se puede desvalorar el avance que se ha ido sosteniendo paulatinamente en este ámbito)
El acoso sexual se lleva a cabo de muchas formas, sin embargo, los especialistas advierten que la más típica es la conocida como “acoso quid pro quo”, que se entiende como la obligación de la empleada a acceder de demandas sexuales, ya que no ser así, perderá beneficios correspondientes a su trabajo. De esta forma se entiende que éste sea un hecho que pone en manifiesto el ejercicio del poder, ya que amerita un “chantaje” por parte de alguien que puede quitarnos u otorgarnos algo dentro de nuestra labor.
El actuar de una persona que está siendo afectada por acoso sexual, es bastante sencillo. Primero que todo debe hacer llegar su reclamo por escrito a la empresa, en donde el representante de ésta tendrá dos opciones: comenzar una invetigación interna o derivar el caso directamente a la Inspección del Trabajo, ésta a su vez tendrá un plazo de 30 días para llevarla a cabo.
Si el acoso sexual es comprobado, en base a dichas instancias, el inculpado puede tener como sanciones el despido del trabajo o el pago de indemnizaciones estipuladas por el juez.
Es por esta razón que si estás siendo víctima de acoso sexual, o conoces a alguien que lo esté, es importante que te atrevas a denunciar, ya que podrías estar evitando el círculo vicioso que se provoca por el miedo o vergüenza que puede generar el reconocer dicha situación.
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Acoso sexual en el trabajo
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