Desde que estoy en la Universidad he tenido la impresión que nuestro sistema no favorece la asistencia a clases. Tampoco es compatible con el trabajo, por cierto, pero ese es otro tema.
En países como EE.UU se asume que el estudiante universitario es independiente, por lo que el tiempo libre después de clases es bastante. En Chile y en carreras particularmente exigentes el tiempo destinado a elaborar los deberes queda confinado a la tarde/noche y fines de semana. Es un sistema desgastante y que genera en más de alguno, en especial en semanas de estrés, la necesidad de quedarse en casa y así aumentar las horas potenciales de estudio.
Quizás el error está en rellenar demasiado los currículums tratando de hacer que los estudiantes pasen más horas en las aulas. Apostaría a que muchos de uds. sacarían más de alguna asignatura, o más de algún bloque inútil dentro de ellas que haría la carga menos pesada. Pero también es posible que algunos de nosotros (me incluyo) no seamos lo suficientemente ordenados para distribuir los tiempos y trabajar de forma óptima. En defensa de ello, sólo diré que las realidades de los estudiantes no son las mismas, los problemas varían. De hecho, algunos no tienen, pero todo aquello alcanza para crear un post completo. A lo que apunto es que cuando tus obligaciones consisten solamente en las académicas y tus problemas materiales se solucionan con una llamada es más fácil organizar el tiempo, no desperdiciarlo en otros asuntos.
En definitiva, me gustaría que las instancias obligatorias fueran realmente trascendentes para nuestra formación. A veces pareciera como si las clases de menos peso lo fuesen y las que son realmente importantes no lo fueran. Como si de alguna forma más que asegurar la formación se estuviera tratando de obligar al estudiante a asistir a las clases que se estima este eludirá con más frecuencia, como las de asignaturas humanistas en una carrera científica.