Desde el colegio que uno debería estar acostumbrado a disertar frente a los compañeros y profesores, sobre todo si es sobre temas que hemos estudiado y dominamos a la perfección. Pero hay veces en que la timidez y el pánico escénico nos vence, nos cuesta organizar las ideas e incluso decimos cosas que no queremos decir.
Lo que suele invadirnos al exponer en clases es una sensación bastante desagradable de incomodidad interna. El sentir la presión de que los ojos de todos están sobre uno, y peor aun: que nuestro desempeño será evaluado con una nota que afecta nuestro promedio, provoca un miedo muchas veces difícil de superar.
Pero como para todo, existen técnicas para evitar que el pánico escénico no nos coma. El año pasado yo tuve que defender mi tesis, y debo decir que todos estos pasos me sirvieron mucho para lograr una buena presentación.
Primero que todo, debemos convencernos de que nadie, sí, NADIE, sabe más del tema de lo que sabemos nosotros. Obviamente, tiene que haber un estudio adecuado antes de la presentación. Eso de llegar y pararse en frente de todos con la mente en blanco es ya un cuento aparte, y ante eso no hay nada que hacer.
Mostrar seguridad, pese a que estemos muertos de miedo, es otro requisito para salir airosos de una disertación. Es recomendable mirar un punto fijo de la sala, o concentrarse en una sola persona, de preferencia el profesor, para así no distraernos con movimientos dentro del público que nos observa.
También es muy efectivo hacernos un esquema en nuestras cabezas, y de esta forma tener un orden totalmente estructurado al momento de pararnos adelante de todos. Éste esquema debe coincidir con la presentación de power point con la que nos apoyamos (si es que hiciste una), y así podremos seguir una línea ordenada y clara.
Finalmente, el verdadero secreto para ahorrarnos el pánico escénico, está en la mente y en el control que tenemos sobre nosotros. Debemos pensar en lo divertido e interesante que puede resultar una disertación nuestra, y qué está sólo en nuestro buen desempeño el hecho de que el resto disfrute lo que estamos hablando.
La confianza en uno mismo es fundamental, hay que mostrarse seguro ante todo. Todo esto, además, nos ayudará en nuestras futuras vidas de profesionales, donde también estaremos enfrentados constantemente a presentaciones ante nuestros futuros compañeros de trabajo y jefes.
Si sigues los pasos que te dimos, lo más probable es que no tengas problemas de pánico escénico. Pero recuerda: debes tener claro lo que vas a decir y cómo lo vas a decir, porque sino, cualquier esfuerzo mental que hagas, no funcionará como lo esperas.