Leí ayer un artículo en un medio de circulación nacional en el cual se tocaba el tema de los bajos puntajes. Que debiese hacer el estudiante y su familia al respecto, como afrontarlo. Este análisis podría perfectamente hacerse extensivo a quienes, a pesar de no haber obtenido un mal puntaje, no alcanzaron la meta que se habían propuesto. Resulta este un momento bastante delicado, en el cual la forma del abordaje puede determinar el éxito futuro o una nueva decepción. Revisaremos los consejos que se plantean en este artículo realizando un análisis de cada punto:
La clave es buscar alguna explicación personal de este resultado, junto a la familia. Potenciar en los jóvenes el autoanálisis respecto a las posibles razones de estos resultados.Sin duda clave. Cuando pasamos por una experiencia desagradable, penosa o traumática, nuestro instinto primero es bloquear este recuerdo y podemos llegar a pretender que lo correcto es simplemente seguir adelante, como si nada hubiese pasado. Vemos en el alivio del malestar el avance necesario y suficiente. Sin embargo, no hemos aprendido nada de nuestra experiencia, puesto no la hemos evaluado correctamente. El estudiante no necesariamente visualiza esto, por lo que los padres debiesen motivar el ejercicio si notan que el postulante no lo ha hecho por sí mismo. Por supuesto, esto debe ser a tiempo pertinente, es decir, no justo después de la publicación de los resultados puesto la decepción bloquea el razonamiento, tampoco mucho después, porque es traer de vuelta aquel malestar que ya había sido superado aparentemente. Lo aconsejable sería durante el verano, un poco antes de reiniciar actividades.
Si se logra el objetivo de convencer al estudiante del valor de este ejercicio podrá utilizarlo como herramienta a futuro. Por ejemplo, si ingresa a un preuniversitario cada vez que no logre lo esperado se cuestionará al respecto, buscando causas y posibles soluciones. Debe tenerse cuidado con no caer en un perfeccionismo extremo, puesto podría conducir a un estado de alto estrés, un factor que siempre juega un rol importante a la hora de rendir la prueba.
Cuestionarse el tiempo dedicado a la preparación de esta prueba, la ayuda solicitada, la importancia de esta evaluación en su vida personal, para ver de que manera se puede organizar la próxima vez que rinda la PSU.A veces la respuesta a un mal resultado es sencilla: tiempo dedicado a preparación. Si es este el caso, la solución está al alcance. Sin embargo, hay que tomar ciertos resguardos. Cuando el estudiante ha sido irresponsable y obtiene un resultado discreto, pero aceptable para su nivel de preparación cae en el error de creer que la curva que relaciona estudio versus resultados es lineal, cosa que no ocurre. Quienes más tiempo han dedicado en sus estudios habrán notado que a medida que aumenta el esfuerzo los avances no son tan sustantivos como al principio. En el caso de la PSU, para alguien que no ha estudiado tanto y ahora enmienda su rumbo no le es tan complicado subir de 500 a 600, pero sí un poco más de 600 a 700.Y para puntajes más altos el asunto se vuelve más nebuloso. Esto podría desmotivar al estudiante. Lo importante es hacerle ver que no es un problema de su nivel de aprendizaje, sino que grandes resultados requieren grandes sacrificios.
Como se señala, es muy importante consultar las dudas, no dejar pasar nada, puesto la rapidez con que se resuelven los ejercicios puede determinar 2 resultados muy diferentes. El sistema no sólo premia a quien logra resolver los problemas, sino también a quien lo hace más rápido, sobretodo a este último.
La importancia relativa en la vida personal es una arista que debe tratarse con cuidado. Cuando las metas son altas, los golpes pueden ser más duros. Si así fue, debe tomarse en cuenta todo lo que comentábamos en el primer punto. Lo importante es ver esto en perspectiva, que el postulante logre disociar la ejecución de la prueba de la meta planteada. Soñar es bello, pero verse en una sala de clases, egresado, trabajando, ayudando a la familia y a unos padres orgullosos puede ser un peso muy grande. Cuando logramos que esto sea sólo un desafío entre la prueba y nosotros, cuando llegamos a ese nivel de enfoque las dudas son menos, la seguridad es mayor. Claro que los objetivos pueden ser fuente de inspiración, pero cuando se trata de rendir, hay que mantenerlos lejos, ya que pueden distraer o generar nerviosismo.
Como corolario, analizar, ver en perspectiva que ha sucedido y como podemos repararlo, no dejarlo simplemente atrás y seguir, tampoco estigmatizar. Todos cometemos errores y siempre se puede aprender algo de ellos.
Foto: Flickr CC miss*robot